El efecto Mozart

Las melodías creadas por éste genio de la música tienen un efecto muy positivo en los bebés y niños, en el plano de la salud, eduación y bienestar . Sus composiciones activan la corteza cerebral, lo que tiene como consecuencia el mejor desarrollo de la coordinación motora fina, entre otras cosas. Veamos más a fondo lo que ocurre.

En 1991, el doctor francés Tomatis, que era otorrinolaringólogo comenzó con los estudios del efecto de la música de Mozart en el oído humano , el creía que oír música con altas frecuencias, sobretodo los conciertos para violín y sinfonías, podían ayudar al desarrollo del oído y del cerebro. Las estructuras del rondó y de la sonata-allegro, son las formas básicas que permiten que el cerebro se familiarice con nuevas ideas.

Dos años más tarde, los investigadores Rauscher, Shaw y Ky investigaron sobre los efectos que ejercía ésta música en el razonamiento espacial, y era positivo, pero ellos planteaban que dicho efecto era muy a corto plazo.

Más tarde otros estudios establecieron que hay una estrecha relación entre música clásica y desarrollo intelectual. El Efecto Mozart aumenta la energía cerebral, la capacidad para razonar espacialmente (imaginar y visualizar formas en el espacio) y el rendimiento intelectual, además de traer beneficios en el plano de las emociones.

Los retractores de éstas investigaciones plantean que todo tipo de música levanta el ánimo y provoca un cambio. Aunque apoyan que la música clásica crea un estado de mayor sensibilidad, que activa el cerebro.

Hoy en día, el término Efecto Mozart se utiliza de manera más general. Se dice del poder que tiene la música para reducir el estrés, la depresión, ansiedad, para relajar, inducir el sueño, activar el cuerpo y mejorar la memoria. Puede incluso mejorar la audición, los trastornos de sueño, la dislexia, el déficit atencional, el autismo, y trastornos psíquicos y físicos. Se está estudiando el efecto que puede tener en la sanación de la epilepsia.

La música de Mozart no es la única beneficiosa para el bebé; desde los sonidos del medio ambiente, como el aire acondicionado, hasta la música folk o popular le harán bien en el aspecto intelectual al niño.

Utilizar la música no es sobreestimulación, pues no se le estará exigiendo nada al bebé, al contrario, se relajará y disfrutará.

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