Lo más importante es mantener la calma. Los padres son modelos para sus hijos e hijas y en la medida que gritan o reaccionan con rabia no logran cambios favorables. Una atmósfera tranquila ayuda a recuperar el control, y tomarlo, abrazarlo o hacer comentarios o actividades distractoras pueden evitar una gran pataleta.
El sentido común y el humor son fundamentales para que el niño/a acepte órdenes. "Vas a bañarte" no es lo mismo que "hagamos una carrera al baño". Evite largas y complicadas explicaciones de las reglas. Justificarlas ante un niño/a de 2 ó 3 años solo servirá para confundirlo/a y no le permitirá tener claro qué cosas son fundamentales y cuáles son debatibles. Al crecer podrá explicársele las razones de nuestras reglas en forma breve y clara.
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