6 jun 2015

Trastorno bipolar en los niños

El trastorno bipolar es una alteración del estado de ánimo que se caracteriza por la transición de episodios maníacos y depresivos de forma cíclica. Por lo general, suele manifestarse en las personas adultas con una frecuencia de entre un 1 y 2%. Sin embargo, hace algunos años también se reconoció su existencia en la edad infantil.
Desgraciadamente, en la mayoría de los casos el diagnóstico tarda en llegar ya que el trastorno bipolar infantil se suele confundir con alteraciones como el TDAH, los problemas de conducta y la depresión. Al no arribar a un diagnóstico, los síntomas se van acentuando con el paso del tiempo ya que no se logra aplicar el tratamiento adecuado. Por eso, los especialistas recomiendan que los padres se mantengan al tanto de cualquier cambio en el comportamiento de sus hijos.

Los signos que delatan a un niño con trastorno bipolar

Existen diferentes motivos por los que un niño con un trastorno bipolar suele ser llevado a una consulta de psicología: el fracaso académico, un intento suicida, los problemas con la justicia, el abuso de drogas o un comportamiento sexual demasiado activo para su edad. Si el profesional no tiene experiencia con este tipo de trastornos, es probable que se centre en el problema y no detecte el trastorno bipolar.
Además, el diagnóstico se complejiza aún más porque es normal que en los niños aparezcan cambios de humor repentinos ya que aún no ejercen un buen control sobre sus emociones y conductas. Por eso, muchos padres incluso pasan por alto mencionar síntomas como el retraimiento o la irritabilidad.
No obstante, los síntomas más evidentes del trastorno bipolar en los niños son:
  1. Alteraciones marcadas del estado de ánimo. Los síntomas propios de la manía, ladepresión y la irritabilidad suelen mezclarse en estos niños y se convierten en la norma, mientras que en sus coetáneos esas variaciones del estado de ánimo son menos frecuentes. De hecho, es posible que en cuestión de horas o días el pequeño pase de estar irritable y eufórico a mostrarse deprimido y triste. También es usual que transcurra por periodos en los que pierde la energía y el entusiasmo, en esas fases prácticamente nada despierta su interés, ni siquiera las actividades que antes disfrutaba. Además, son comunes las rabietas prolongadas, seguidas por episodios de gran euforia e irritabilidad y precedidas por el abandono del juego o la negación a hacer los deberes escolares.
  2. Conducta ansiosa. La mayoría de los niños con trastorno bipolar manifiestan signos de ansiedad, que pueden ir desde una mayor tensión a un nivel de vigilancia muy acentuado. Se trata de un estado en el que el niño es incapaz de controlar su comportamiento por lo que suele dormir menos, se muestra distraído y cambia con facilidad de una actividad a otra. En los niños más pequeños suele aparecer la ansiedad de separación, sobre todo cuando predominan los signos depresivos.
  3. Problemas conductuales. Otra de las peculiaridades del trastorno bipolar en la niñez es el comportamiento maníaco, que muchas veces ocasiona problemas. Es común que el niño se muestre rebelde y negativo, que desafíe a los adultos e incumpla las órdenes. En muchos casos la hiperactividad y los episodios de agitación se convierten en sus rasgos más característicos por lo que el niño suele poner en práctica comportamientos de riesgo.
  4. Alteraciones cognitivas. A menudo el trastorno bipolar provoca un pensamiento acelerado, lo que ocasiona que entre el 46 y 66% de los niños tengan fuga de ideas. Este problema hace que cerca del 69 y 90% de quienes padecen este trastorno sientan una gran presión al hablar que puede llegar a obstaculizar su desarrollo lingüístico. También se conoce que entre el 24 y 62% de los casos llegan a tener alucinaciones y delirios.
  5. Trastornos psicofisiológicos. Con los cambios bruscos en el estado de ánimo también llegan síntomas de índole psicofisiológica. Los más comunes se relacionan con las alteraciones del sueño ya que el niño no experimenta la necesidad de dormir. No obstante, también son frecuentes los problemas de apetito, que muchas veces conducen a una pérdida notable de peso. Ocasionalmente puede aparecer la enuresis, que puede ser permanente o asociada solo a la fase maníaca.  

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