Familia fuerte, sociedad fuerte

La familia es la primera sociedad natural y modelo y enseñanza concreta de las
demás sociedades y organizaciones humanas. Los poderes públicos son los primeros
responsables e interesados en respetar y proteger la familia como una verdadera
escuela social.
Allí donde existen familias auténticas existirá una sociedad verdadera y no un
simple agrupamiento de personas sin ninguna relación entre sí. Las familias verdaderas
basadas en el compromiso de amor de los esposos, y en el cariño a los hijos educan a
todos sus miembros en la verdadera sociedad como una comunión de personas basada
en lazos de amistad y solidaridad donde a cada hombre se le respeta por sí mismo, por
ser una persona digna, con independencia de su méritos y valores.
La familia enseña los primeros valores morales, las primeras responsabilidades
sociales. Es la familia anterior al Estado y a la misma sociedad, anterior a los pueblos y
naciones. El Estado, los pueblos y las naciones se encuentran al servicio y en función
de la familia como comunidad natural anterior a todos ellos, de la cual derivan y sin la
cual no podrían existir al servicio de los hombres.
Todo modelo social que busque el bien del hombre no puede prescindir de la
centralidad y responsabilidad de la familia en la formación de la sociedad y del propio
Estado. Porque la familia existió antes tiene un derecho anterior al propio Estado para
la formación de sus miembros. El Estado y los demás poderes públicos no pueden
sustraer a la familia sus propias competencias y derechos. Al contrario, será tarea y fin
primordial del Estado ayudar a las familias a realizar y desarrollar sus propios
cometidos.
Desde esta perspectiva, si el Estado ayuda y defiende la familia, el Estado se
ayuda así mismo. Pero sobre todo estará al servicio del hombre y procurará el bien
común de todos los ciudadanos